25 de enero de 2012

La senda del pensamiento - Primera Parte




"Lo esencial es invisible a los ojos". Antoine de Saint-Exupéry

Cada humano forja su destino con sudor y sangre.
El precio de ser elevado resulta caro, en términos mortales, cuando nuestras mentes finitas no pueden comprender  la valiosa recompensa que supone una vida de llagas y cicatrices.
Heridas que solo tienen una misión, recordarnos que cada golpe que se nos fue dado, nos hizo comprender las implacables leyes del orden Universal.
Pensamientos, ¿de qué se componen las obras magnas de nuestra mente?
Vagamos por los eones del tiempo, navegantes absortos de la maravillosa inmensidad de cien mil vidas y más, tan imposibles de contar como los granos de arena de todas las playas de todos los mundos, de posiblemente, todos los Universos que han de existir en la suprema mente del Todo.
¿Y nos jactamos de nuestro inflado ego terrenal,  enorme y magnificente y ¿será que solo somos un capricho efímero?.¿Una pequeña nota en la eterna sinfonía que pretende ser el maestro de la orquesta o tal vez más, el mismo compositor?
Preguntas que nuestra limitada conciencia, en este plano existencial nos impiden responder con la acertada precisión que merecen. Por eso nuestra balsa en este agitado océano mental, son nuestra propias imágenes mentales, nuestros “golems de ideas”, sirvientes o amos de nuestro destino, nada más y nada menos que nuestros pensamientos.
Los pensamientos se pueden clasificar de infinitas formas, tantas como ellos mismos pueden manifestarse de infinitas formas en nuestra propia mente. Algunos producto de influencias externas, otros pueden ser manifiestos de antiguos recuerdos, tal vez de lejanas existencias.
Muchos pueden manifestarse en hechos o incluso tomar formas variadas dentro y fuera de la intrincada red de nuestra mente. Me atrevo a ir más lejos, y pido disculpas, querido lector…si desafío las reglas de la cordura, pero esta no tiene cabida en el oscuro sendero que lleva a la suprema luz del entendimiento. Incluso nuestros pensamientos pueden cobrar vida.
Cuando pensamos, dibujamos o escribimos en el telar del “espacio-tiempo”, tiramos de sus hilos y lo modificamos, para bien o para mal, aunque estos términos no puedan ser correctamente aplicados porque el Universo no sabe de “malos” o “buenos”, sino de leyes que deben ser respetadas. A veces la energía que imprimimos en ese pensamiento sostenido es tan fuerte, que logramos romper o desestabilizar ese telar que une nuestra “realidad”.
Así podemos crear múltiples efectos en este campo, según la impresión que dejemos, de forma voluntaria o incluso involuntaria. Esta es la ciencia de aplicar “las leyes superiores sobre las inferiores”, haciendo honor al sagrado tentáculo que ha guiado a los Iniciados desde el principio de los tiempos, cuando el Magno Thot despertó del sueño de los hombres del mundo.
A veces esa fuerza es tan grande, que puede crear efectos indeseados, y los pensamientos pueden generar una “pseudo-voluntad”, ya que son extensiones de nuestra propia voluntad, pero que se ven contaminados de nuestros deseos limitados.
No debemos olvidar, que el acto de destrucción, necesario para el orden del Universo, es sencillo de realizar. Pero crear algo manifestando nuestro propio poder y dándole forma con la mente es un acto prodigioso. Miles de vidas se pueden tardar antes que un ser obtenga este magnífico poder. Pensar, proyectar y crear es la llave de una Ascensión exitosa.

Griel  01/09/11

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