25 de enero de 2012

Testamento para una Resurrección



A quien corresponda:

Comienzo esta carta a un desconocid@, a un testig@ mud@ como una vez lo fui yo. Como lo somos todos a lo largo de la vida.

Mi vida no tuvo grandes batallas épicas para relatar, no fui ni rey ni soldado, mucho menos poeta o trovador. Fui un simple ser humano, rodeado de los avatares de la vida mortal. Ame y odie, llore y reí, me esforcé por llegar y muchas veces me rendí, pero continúe existiendo. Continúe caminando, cuando no hubo más opción que solo avanzar para ver que me deparaba la siguiente encrucijada.

Traicione y fui traicionado, con orgullo y sin el, pienso que me equivoque las suficientes veces como para mejorar, aunque muchas veces empeoré.

No puedo contar ni describir con lujo de detalles los 25 años que he vivido sobre este mundo, solo puedo decirte, anónimo amig@, que hice lo mejor que pude aunque no fue suficiente. Me canse de arrastrarme y ser arrastrado, porque quise lo inalcanzable y vi que muchas veces son los malos los que ganan al final del cuento.

La culpa fue mía muchas veces, y sé que sonreirás cuando leas esto, dirás que cierto y que falso es al mismo tiempo, y tendrás razón porque la vida es ambigüedad pura.

Amé con pasión, con mucha pasión, tanta que deje que muchas veces me hiciera caminar como un ciego en un campo minado. Me embriague tanto de amor desenfrenado que fui egoísta y cruel, porque hinche mi orgullo por cosas que jamás me pertenecieron. Aprendí que el amor es como las flores del campo, puedes verlas y sentir su fragancia, pero nunca podrás poseer una flor sin verla marchitarse entre tus manos. Cuanto más la retienes, mas se queda sin vida y la vez deshojarse como cuando el invierno cruel deja caer su manto sobre todo lo que este mundo puede ofrecernos. En esos momentos de intenso frío, en esas noches estelares en que las estrellas titilan inertes sobre el campo azul oscuro del firmamento helado, piensas, que pequeños somos, que pequeña es la flor aunque se desborde de hermosura. Que grandes he invencibles nos sentimos y que insignificantes solemos ser.


Me deje llevar, predique una cosa he hice otra., porque la pasión le gano la partida a la razón muchas, muchas veces. Pero fui feliz, no creas que todo fue dolor y desdicha. Aprendí mucho de los viejos que con su sabiduría me legaron sus golpes. Vi paisajes que ni en mi mas remoto sueño de niño, en una tarde gris de lluvia, mirando la ciudad llorar por una ventana pude siquiera imaginar. Supe lo que es volar y ver la inmensidad de la Tierra desnuda. Y conocí a una mujer.


Conocí una mujer, la amé, la hice sufrir y me hizo sufrir y entendí que los imperios se levantan y caen, desde que el mundo es mundo, por amor.

Comprendo que el mundo se mueve y muere por amor, que los ciclos de la luna y las estrellas se mantienen en eterno movimiento por amor. Que la gente mata y muere por amor, que a el vamos y de el venimos y siempre giramos y giramos por amor.

A veces amor maldito, otras amor puro he ideal, pero siempre mi querid@ amig@, es amor el que nos continua impulsando a vivir. Amor en todas sus formas, amor por una madre, amor por un hermano, amor por esa compañera ideal que nos apañe en las horas de aflicción, y nos abofetea cuando necesitamos ese golpe salvador para seguir de pie.

Pero el amor me mató, o yo me suicide…no lo recuerdo bien. Creo que fue un poco de ambas cosas. Vi la flor, la apreté y me apuñale para morir con ella entre las manos.

Como en el último acto de una tragedia, me mate por amor.

Y en el renací, porque no se puede llegar al final, porque el final es un comienzo y viceversa. Porque siempre es así.

 Por eso, mi herman@, mi amig@, mi querid@ desconocid@ cuando leas esto, entiende que aunque no te conozco, te amo, porque caminamos juntos, tu en tu vida y yo en mi muerte. Porque como día y noche, luz y sombra, caminamos de la mano hacia lo desconocido. Yo renaceré y tú te volverás polvo y nos volveremos a encontrar en el Río Aqueronte, donde las almas pagan el viaje con monedas de plata. Allí nos veremos, nos daremos un abrazo fraterno y seguiremos juntos siempre.

Porque quiero que sepas, que siempre pero siempre, pase lo que pase sepas que todo vale la pena. Aunque duela y te rechinen los dientes….lárgale una carcajada a la vida, sonríe aunque la sangre te empañe la vista y las heridas no te dejen avanzar.

Somos eternos, mientras amemos y seamos recordados.

Tuyo en la Vida y en la Muerte, por Amor.

Griel

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